VIDA Y OBRA DE JAIME GARZÓN por Daniela Barahona

VIDA Y OBRA DE JAIME GARZÓN


Quiero empezar este artículo mencionando una de las frases más significativas que aún hoy día, resuenan en los oídos de muchos de sus seguidores.


‘’Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvarlo, ¡Nadie!’’.

Jaime Garzón


Nació en Bogotá, el 24 de octubre de 1960, vivió en el barrio céntrico de Bogotá, San Diego, en la calle 29 con carrera 5ª. Fue el tercero de cuatro hijos de Ana Daisy Forero Portella y Félix María Garzón Cubillos.
Cuentan sus allegados que Jaime, desde muy niño se las arreglaba para imitar las voces de conocidos, para luego jugar bromas.
Fungió como humorista, imitador, actor, activista, periodista, pedagogo, abogado, mediador de paz en Colombia, etc., nunca paró de vivir intensamente haciendo reír a quienes hacían parte de su entorno. Desafió la formalidad, la academia, las instituciones, la política y a los políticos.

Jaime Garzón no conocía la pena, lo que pensaba, lo decía de inmediato. Los que lo conocían, lo llamaban genio, era sumamente inteligente, humilde, directo y sincero. Se reía de todo, pero le dolía profundamente cada tragedia por la que pasaba el país.


Se unió a la campaña de Andrés Pastrana Arango a la Alcaldía Mayor de Bogotá, ganadas las elecciones, Pastrana nombró a Garzón Alcalde Menor de San Juan de Sumapaz, localidad No. 20 del Distrito Capital de Bogotá. Ejerció el cargo en el año 1988 pero fue destituido después de un año por cuenta de Volmar Pérez Ortiz, Secretario de Gobierno, por una información falsa sobre algo que supuestamente había dicho con su particular forma de hablar, algo que no fue bien visto por la Administración Central.

Su enorme interés por el país y por el tema de los derechos humanos lo llevó a empezar a trabajar en la Casa de Nariño durante la presidencia de César Gaviria, entre los años de 1990 y 1994. Más tarde, fue nombrado coordinador de las traducciones de la nueva Constitución Política de 1991 a lenguas indígenas, en representación del Gobierno Nacional.
Durante ese proceso se encontró con la lengua indígena wayúu, de la cual aprendió algo que iba a ser muy importante para el resto de su vida. El artículo 12 de la constitución política de Colombia dice: ‘’Nadie podrá ser sometido a pena cruel, trato inhumano o desaparición forzada’’. Los indígenas tradujeron: ‘’Nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie, ni hacerle mal en su persona, aunque piense y diga diferente’’.
Este artículo tomó gran valor para él y fue dicho en muchas de sus conferencias, aclarando siempre que esas palabras no venían de él, sino de los indígenas.

Su legado, en buena parte, se debe a que supo hacer reír diciendo las más crudas verdades. Su rebeldía e ingenio lo hicieron ser quien fue.
Creador de más de 15 personajes, con los cuales trato de acercarse a la realidad de la gente, expresado la voz de los que no tenían voz, se hizo palabra de aquellos que no eran tenidos en cuenta socialmente, como dice su hermano Alfredo Garzón: ‘’Los personajes de Jaime, reivindicaron la existencia de la mayoría de la gente, de la gente del común que es la que hace y vive este país’’.
Jaime Garzón quiso despertar en los jóvenes una conciencia colectiva, el sentido de pertenencia por este fragmento de Tierra y sus habitantes, llamado Colombia.
Todos los que hacían parte de su entorno, debían estar atentos a cada cosa que decía, ya que todo tenía un objetivo, hacer que cada persona desarrollara un pensamiento autónomo, reflexivo, que les permitiera crear teorías, discusiones, etc.


La educación en Colombia era uno de los temas más tratados por Jaime Garzón, sabía que era la única salida que había para lograr paz, decía que todos podían ser líderes, para así exigir al Gobierno la defensa de los derechos humanos y alcanzar orden.
Criticaba duramente el Sistema Educativo del país. Los estrictos parámetros de cada centro de educación, hacían que se limitaran las capacidades de cada persona. Infortunadamente, hoy día siguen ocurriendo ese tipo de cosas y éste tema continúa desatando polémica.
Personalmente, pienso que las cosas podrían cambiar en Colombia, sólo si los procesos educativos permiten que percibamos el conocimiento como una forma de libertad.

Otra de las críticas con más relevancia que hizo Jaime Garzón, tenía que ver con la identidad que tenemos como colombianos, o más bien, sobre la identidad que NO tenemos como colombianos. Porque lastimosamente es una realidad, a causa de las reglas que se ha inventado la sociedad misma, hay unos ‘’ parámetros que tenemos que seguir para encajar en el espacio que habitamos’’. Al pasar los años, las personas han cambiado su manera de ver la vida, así que, de un tiempo para acá, lo que define a una persona es la ropa, y cualquier cantidad de cosas, en cuanto a lo material, que posea. También, lo ‘’lejos que llegue’’ pero no intelectualmente, sino lo más alejado que se encuentre del país que lo vio nacer. Lamentablemente, por esa falta de apropiación que tienen algunos colombianos, es que deciden, lo más pronto que pueden, irse del país. Buscar ‘’un mejor futuro’’ en un lugar en el que probablemente no encontraran total aceptación.
Parece ser que los valores quedaron en segundo plano, ahora pocas personas se pueden describir como ‘’cultas’’.

A medida que vamos creciendo, las personas se encargan de hacernos saber que somos de alguna manera ‘’privilegiados’’ ya que
el territorio en que vivimos posee gran variedad de recursos naturales debido a su diversidad topográfica. Denominamos así a los elementos materiales que la naturaleza nos brinda en forma espontánea, sin que intervenga la mano del hombre.
Las malas costumbres dieron paso a los problemas que hoy día nos aquejan, acciones que parecen ser insignificantes, pero que en realidad cambian tanto el panorama de la sociedad. Pondré como ejemplo el que nos han dado a todos alguna vez: el papelito que se arroja a la calle. Aun sabiendo que, en un día de lluvia, ese ‘’papelito’’ (en diminutivo porque estamos hablando de que es algo insignificante), recorrerá las calles hasta encontrarse con una alcantarilla. Alcantarilla que luego estará llena de muchos de esos ‘’papelitos’’, y que posteriormente causará una inundación. En tal situación, no podemos ser tan hipócritas y mirar a ver ‘’a quién le echamos la culpa’’, porque los de la culpa somos nosotros.

Un segundo ejemplo se basa en el transporte, las personas que diariamente se movilizan por las vías y les cuesta entender que las normas de seguridad vial se hicieron para cumplirlas. Cuando a mitad de la noche, no hay gran tráfico vehicular, y algunos conductores exceden los límites de velocidad, pasan semáforos en rojo, etc., poniendo en riesgo su integridad física y la de otras personas.
El punto es, que ‘’como nadie nos está viendo’’, creemos tener derecho a hacer cosas que sabemos están mal.

Su asesinato se dio el 13 de agosto de 1999, a las 5:45 de la mañana en Bogotá. Pero, pese a que el humorista había anunciado abiertamente las amenazas que tenía en su contra, la forma en que fue asesinado, no dejó de conmocionar al país. Ese día se esfumó la esperanza y la alegría de un personaje que sabía cómo reírse del poder y de las desgracias. 
Año tras año, todo el que conoció a Jaime Garzón, lo recuerda con gran nostalgia. No se logra entender como hay personas que están tan llenas de maldad, que son capaces de acabar con la vida de otros. Es absurdo que algunos quisieran que Jaime Garzón no estuviera más en este mundo, una persona que se distinguía por su amabilidad, su generosidad, su voluntad por hacer las cosas bien, sólo se dedicaba a hacer reír, ¿acaso a quién no le gusta reír? Si… ‘’La risa es un atributo de la razón’’.

Ojalá algún día, como homenaje a este hombre, todos pongamos en práctica los consejos que una vez nos dio, que hagamos uso de las herramientas que tenemos para elegir lideres interesados en construir un mejor país, un país en paz.   


Comentarios

  1. Interesante artículo. Permite un acercamiento real y muy informado de la persona y de la obra de Jaime Garzón que, como lo presenta el artículo no fue un solo personaje público, sino que llego a ser una figura nacional influyente en el ambiente intelectual, político, social y hasta emocional por su modo particular de transmitir su pensamiento a través de humor.

    Considero que hay mucho para decir sobre Jaime Garzón, sin embargo, el articulo condensa las principales exhortaciones de este gran analista de la realidad que como señala el mismo artículo, siguen vigentes en la actualidad.

    Puntualizo en la idea con la que más concuerdo, y es el tema de la educación, de la necesidad de direccionar mejor los contenidos y la metodología que cimentan el sistema educativo nacional a todos los niveles, donde la prioridad sea formar ante todo personas hábiles y capacitadas, pero a la vez consientes y autónomas, aunque aclaro que no se trata de una apreciación que se limite a una institución, ni siquiera a un sistema nacional, se ha hecho una urgente necesidad de revaluar la función de la educación en la sociedad a nivel mundial, especialmente ahora donde los modelos tienden a ser imitados por las naciones con similares consecuencias.

    Creo que Jaime Garzón pudo prever esta cara de la sociedad en la que educamos autómatas para conseguir dinero a través de una profesión sin tener en cuenta el alcance de nuestra labor, donde se ha sacrificado el concepto de excelencia para darle paso a la mediocridad y donde algunos viven afanosamente para adquirir riquezas y comodidades, aunque sea de forma ilegal o aunque se trate de funcionarios públicos que habiendo sido llamados a servir más bien se sirven a sí mismos. En contraposición, la mayoría, de la población e esfuerza simplemente por sobrevivir.

    Siento que las ideas de Jaime no se quedaban solo en mejorar lo ya existente sino en transformar los sistemas desde su estructura, desde el propio pensamiento de cada educando.

    Gabriela Páez.
    10-02

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